Carta a mi hijo



Querido hijo:

Es para mí importante que comprendas que tu madre y yo te amamos desde mucho antes de tu nacimiento. Desde el primer día que viste la luz, hemos estado a tu lado aunque no lo hayas sentido así. Por eso quiero decirte lo siguiente:
  • Cuando me veas mayor y ya no sea el mismo que conociste, ten paciencia e intenta entenderme.
  • Cuando comiendo, me ensucie, no me reprendas, limpiame .
  • Cuando vestirme no me sea tan fácil, recuerda cuantas veces te ayude de niño.
  • Cuando hable contigo y repita las mismas cosas, no me interrumpas y escúchame.
  • Cuando veas mi ignorancia sobre nuevos conocimientos, cuando opine lo contrario y esté equivocado, no me reprendas, dame el tiempo necesario y no me mires con esa sonrisa burlona, ya no aprendo tan rápido ni soy tan inteligente como antes. Te enseñé muchas cosas que te han servido para afrontar tu propia vida. Ahora te toca enseñarme algunas a mí.
  • Cuando en algún momento pierda la memoria, dame tiempo para recordar y si no puedo hacerlo, no te disgustes, seguramente lo más importante no era mi conversación sino estar contigo y que me escucharas. Algún día descubrirás que, pese a mis errores y discusiones, siempre quise lo mejor para ti y siempre intenté allanar el camino por donde debías transitar.
  • No me avergüences cuando olvide ducharme, ni te enojes por eso.
  • Cuando llegue el momento que mis piernas estén cansadas, dame tu mano como yo lo hice cuando comenzabas a caminar y cuando ya no quiera dar un paso más, recuerda cuantas veces te lleve en mis brazos.
  • Cuando me veas muy viejo, no te sientas triste, enfadado o impotente. Quédate a mi lado, intenta comprender y ayudarme como yo lo hice cuando tú comenzabas a vivir.
  • Cuando algún día te diga que no quiero seguir, no te enfades, esto no tiene nada que ver con tu amor o con el mío, sólo que llegará el momento y debes entenderlo que ya no se vive, sino que se sobrevive y esto no es tan bueno.
  • Cuando se acerque el final, acompáñame en mi camino. Ayúdame a completarlo con amor y paciencia. Yo te pagaré con un “GRACIAS HIJO”, con una sonrisa y con el inmenso amor que siempre te he tenido.
  • Cuando llegue el momento de partir con Dios, solo te pido que estés allí, acompañándome con tu madre, despídeme con un abrazo y un beso, ese beso que a mi padre nunca le pude dar.

¡Te quiero hijo!¡que el Señor te siga bendiciendo grandemente!

TÚ PADRE....